“Ni un paso atrás. Yo voy ¿y tú?”

Trini Blanch . 27 de setembre de 2010 .

Seguro que recordáis un momento muy concreto de vuestra vida en el que tuvisteis la sensación que algo había cambiado. Esa misma sensación, es la que tuve yo la mañana del pasado 12 de mayo cuando José Luis Rodríguez Zapatero anunció una serie de medidas para reducir el déficit, que supusieron un cambio de rumbo en la política del Gobierno. No daba crédito. Eran recortes relacionados con el gasto social y, por lo tanto, afectaba sobre todo a trabajadores y trabajadoras y pensionistas.

Este anuncio de medidas, acompañado de una reforma laboral lesiva, sirvió para poner en marcha la congelación de las pensiones supeditando su revalorización para el 2011, a excepción de las más bajas (las no contributivas y las mínimas); hizo que se suprimiera la retroactividad en el cobro de las prestaciones por aplicación de la Ley de la Dependencia a las nuevas personas que lo soliciten; y también supuso un recorte sin precedentes de los salarios públicos (de alrededor de un 5% en función de los niveles salariales) y su congelación para el 2011. Se suprimió el régimen transitorio de la jubilación parcial (que permite a la persona a reducir su jornada hasta un 25%) mediante el cual se obligaba a la empresa a cubrir su puesto con un contrato de relevo hecho a una persona más joven y eso hace que nos afecte a los jóvenes especialmente. Se recortó el gasto corriente de las Comunidades Autónomas y Entes Locales y se redujo en 6.045 millones de euros la inversión pública estatal.

Además se redujo en 800 millones la Ayuda Oficial al Desarrollo. ¿Y con qué cara se va a una cumbre de Naciones Unidas en Nueva York, que evalúa los pasos dados para luchar contra la pobreza en el mundo, después de hacer esto? Son compromisos políticos que se habían defendido y por los que se había apostado de manera firme y que hay que mantener; es nuestra responsabilidad y compromiso con los ciudadanos y ciudadanas del mundo.

¿Pero cómo se pretende luchar contra el desempleo aprobando una reforma laboral como la que se ha hecho o aumentando la edad de jubilación? Con la reforma laboral se da pie a que las empresas con “dificultades” negocien de manera unilateral las condiciones de trabajo, desprotegiendo a los trabajadores y trabajadoras, descolgándose así de la obligatoriedad de respetar los convenios colectivos, además de que abarata y agiliza el despido y se abre un nuevo espacio para que las Empresas de Trabajo Temporal (ETT) puedan intermediar en espacios de búsqueda de empleo que hasta ahora habían sido públicos, por lo que se agudizará la precariedad del mercado laboral. Parece que el único objetivo es reducir costes empresariales a partir de fondos públicos y rebajar garantías en la defensa de la clase trabajadora.

¿A qué esperamos a impulsar medidas de lucha contra la crisis que se dirijan prioritariamente hacia los responsables y causantes de la crisis? ¿Para cuándo unas medidas fiscales que recaigan sobre quien más tiene? No nos confundamos, porque cuando pase la crisis no se recuperarán estos derechos y no podemos renunciar a ellos.

Los últimos meses, nos encontramos en una vorágine de descalificativos y reprimendas a los Sindicatos, demonizándolos frente a la opinión pública. ¿Acaso han sido los sindicatos los que han causado la crisis? ¿Acaso son irresponsables por haber esperado a agotar todos los espacios de diálogo y negociación con el Gobierno y Patronal antes de convocar la huelga? Los sindicatos son el mejor referente de la sociedad civil organizada, con más de tres millones de afiliados, ni los propios partidos políticos, ni la ONG más grande del mundo cuentan con tanto apoyo social. Con su incansable lucha han hecho posible nuestro Estado de Derecho y por su naturaleza inconformista y de clase han sido un referente en el movimiento internacionalista. Son una fuente de inspiración para muchas organizaciones y personas y en estos días debemos recordarlo. Cualquier recorte, cualquier batalla perdida de éstos en la defensa de los derechos genera vulnerabilidad e indefensión en la sociedad, pero no solo aquí, sino en cualquier parte, porque vivimos en un mundo globalizado injusto. La ciudadanía debe ser consciente y poner en marcha sus mecanismos de presión.

El Gobierno intenta convencernos a todos y a todas de que en un contexto de crisis no hay otra opción, la Patronal insiste en que dichas medidas se quedan cortas porque aunque supongan un recorte de derechos de los trabajadores todavía no defienden todo lo que a ellos les gustaría el mercado financiero. Por supuesto ninguno de los dos aprueba la huelga. ¿Pero acaso les debemos pedir a ellos permiso? Es un derecho y lo vamos a ejercer.

A los movimientos sociales no logran confundirnos, no logran desviar nuestra atención, ni logran que dejemos a un lado nuestras luchas, porque los movimientos sociales estamos vivos, en forma, sanos, comprometidos y pondremos todo lo que está a nuestro alcance para conseguir un mundo, una región, una ciudad, un pueblo, un barrio, un puesto de trabajo… más justo y democrático. Nuestra mirada esta sobre ellos y ellos tienen que sentir el peso de esa mirada, porque no estamos dispuestos a renunciar a ningún derecho, a ningún compromiso social, ni un paso atrás.

El día 29 toda la ciudadanía debe sumarse a la huelga, porque es nuestra responsabilidad y es el instrumento con el que contamos para reconducir el rumbo político. Entre todos y todas, podemos hacer que el 29-S quede en la memoria, como el día en que la sociedad civil, una vez más, recondujo su camino. Porque rectificar es de sabios. Porque ASÍ NO, porque sobran los motivos para una huelga general.

Yo voy ¿y tú?

\ Trinidad Blanch és Treballadora Social i Coordinadora d’Assamblea de Cooperació per la Pau – País Valencià \