LOS LUNES AL SOL: “Buenos días Qalquilia”


AMPARO PANADERO

Palestina amanece en el segundo día de Navidad con la luz tenue, tamizada, de este cielo que cobija a cristianos, judíos y musulmanes. Un mapa religioso que es, simultáneamente, geografía de la vergüenza. Laura y Cristina, y Montse, son castellonenses, de Benicarló, Alcalá de Xivert y Morella. Es su primer viaje a Palestina. Pertenecen, en dos casos, a sociedades musicales, y han tocado para Palestina. Música desde el corazón y desde la mirada porque Laura y Cristina han absorbido en el lugar de las emociones todas las vivencias de esta semana. Buenas y malas. Grandes y pequeñas.

Aquí suena la música mediterránea como bálsamo anímico. Una tregua navideña para el tránsito gris, negro, de los días. Palestina resiste, pero hay cansancio en el aire. Tristeza y rabia contenida. Palestina sigue caminando en medio de la nada.

Internet abre la ventana castellonense de la información y nada cambia ni en la distancia. Actualidad que solo vibra con el tinte de estas fiestas y que dejará esta semana el resumen de un año que pasó sin horizonte ni esperanza. Solo un tren de alta velocidad ha aireado esta rutina. Un informe de la Sindicatura de Comptes advierte que las cuentas de Aerocas, entidad pública Aeropuerto de Castellón SL, muestran una complicada y difícil situación financiera. Un patrimonio negativo de 12 millones de euros que en términos legales significaría disolución. Y sin haber inaugurado el aeropuerto. Otra noticia que desde aquí suena a estridencia es la reprobación a Francesc Colomer por el gobierno de la Diputación. Ha tenido que ser indigesto el programa de Salvados que, tampoco aporta novedades. Hace demasiado que Castellón es noticia nacional por tanto despropósito político e institucional. Por tanta imputación y presuntos delitos encadenados en los primeros despachos provinciales.

Aquí, los muros y el aislamiento son físicamente reales, crueles, tortuosos. Palestina resiste pero el futuro no se palpa. La paz necesaria y reivindicada pasa sin detenerse en esta vieja tierra. Las jóvenes castellonenses, como el resto de sus compañeras, han visto el impacto de este desierto, de esta soledad internacional. También han descubierto la belleza monumental e histórica y la belleza humana. Ahora, la Plataforma de Mujeres Artistas viaja a Qalqilia, ciudad que es una gran prisión entre el cielo y la tierra. Muros y armas que cercan vidas y sueños. Muere un año y se lleva otro tiempo sin esperanza. Sabah al-Khayr Qalqiliya.

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