LOS LUNES AL SOL: “Agujeros negros”
AMPARO PANADERO
Aunque huela a primavera, es un espejismo transitorio. Aunque al apretar un botón veamos una televisión autonómica es otro espejismo. Aunque leamos en la prensa triunfalistas titulares, promesas que mueven montañas, compromisos adquiridos, es otro espejismo. Hay noticias que nos instalan en la realidad, quizás la más dura de la historia de esta comunidad y de esta provincia. Esta semana han ido sucediéndose las informaciones sobre cifras y datos de las arcas autonómicas, y de las provinciales. Despilfarro, mala gestión, abuso de poder. Atributos que están agujereando todavía más los bolsillos de la sociedad valenciana.
Y un ejemplo muy claro y didáctico de la situación es RTVV con más de 1.200 millones de euros de deuda y más de 200 millones de pérdidas anuales. Números que son daños irreparables y colaterales para, entre otros proveedores, pequeñas y medianas empresas del ya castigado sector audiovisual. Sumemos, además, que su cuota de pantalla en enero ha sido tan solo de un 7,6. Por cierto, la mitad de la audiencia que cosecha TV3, el medio prohibido por el PP valenciano. La solución es difícil con semejante socavón económico, y amenazando a una extensa plantilla de profesionales. Pero, no solo se ha roto la caja registradora de RTVV porque son demasiadas las grietas que asoman en servicios públicos como educación, sanidad, infraestructuras, proyectos parados o eliminados, juzgados, servicios sociales, aunque los voceros de consellerias y otros gobiernos insistan en contar mentiras. No hay dinero para gastos corrientes, calefacción, luz, teléfono, correos, libros de texto, folios, fotocopias, ordenadores, tinta, alquileres, material sanitario. Suman miles de euros las deudas contraídas por la Generalitat. Los ejemplos son infinitos para esta tierra hipotecada, en quiebra.
Pero hay un pozo sin fondo para aquello que nunca es prioritario, para grandes eventos, para mega proyectos virtuales, o para engrosar las listas de personal de asesoramiento como bien ejerce la Diputación de Castellón. Nos ubicaron en agujeros negros, a pesar de los espejismos que fluyen entre líneas.
