LOS LUNES AL SOL: “La Caverna”


JOAN CARLES MARCOBAL

La semana ha sido de vértigo, entre la dimisión de Camps, la designación de Alberto Fabra, y la otra designación del nuevo alcalde de Castellón, hasta el dolor y la rabia que ocupa nuestros corazones tras la masacre de Noruega. Situaciones que reafirman el gran valor de la democracia. Medios y redes sociales han impreso velocidad, imponiendo dificultad para asimilar, procesar, tanta información. En el caso de Camps, se han encendido las luces rojas de alerta, tejiendo esa red de devotos y mercenarios de la información que siguen trabajando en la clave electoral del PP.

Aquí la historia de Camps no ha podido tener otro final tras semejante trayecto de mentiras y manipulación informativa. El último acto de la función, antes de bajar el telón tuvo todos los ingredientes que han marcado este esperpento. Intrigas, silencios, ruido, surrealismo, censura, arrogancia, soberbia, celos, cinismo, y mucho sarcasmo. Las acrobacias del funámbulo se han hecho sin red, aunque se quisiera hacer creer lo contrario. Y la Justicia tiene estas cosas ante un delito. Si no pasa nada, ¿por qué dimite, por qué le obligan? La respuesta es tan obvia como la verdad.

Ahora, Fabra, que no precisa de las urnas para tocar el cielo y que califican sin brillo y sin gloria, tiene una doble oportunidad. O convertirse en una continuación mala de todo lo anterior o ser un político demócrata y asumir que es presidente de toda la sociedad valenciana, cuestión que Camps hace años que había olvidado. Se hace urgente la regeneración democrática. De hecho, Fabra ha marcado alguna línea de apertura y transparencia. Ahora falta saber si le van a dejar, porque ya se ha puesto en marcha una operación de control férreo de sus decisiones. Desde Génova, desde el cap i casal, y desde Alicante.

Lo llamativo es que la llegada de un castellonense sea motivo de desbloqueo de esa lista interminable de proyectos no cumplidos en Castellón. No han cambiado las siglas ni los objetivos, solo han puesto otra cara a una política de larga trayectoria de oscurantismo. Y esta caverna engulle a sus propios inquilinos, como lo hizo Saturno con sus hijos

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