LOS LUNES AL SOL: “No todo vale”

AMPARO PANADERO

La retirada de publicidad de varias firmas comerciales del programa La Noria de Telecinco han puesto en relieve la necesidad de ejercer ética y dignidad. La decisión de estas empresas que, además, han pedido disculpas, es ejemplar. No se puede patrocinar espacios a los que acuden, previo pago, personas allegadas a imputados en un caso de asesinato u otros procesos. Una marca no puede proteger acciones que sobrepasan la línea de la información para convertirse en espectáculo degradante. Hay productos que se convierten en cómplices de este tipo de programas con contenidos demasiadas veces sórdidos y manipulados. Aunque tardía, esta decisión sienta un precedente porque llevamos años reproduciendo conductas televisivas mezquinas, donde ‘todo vale’ para conseguir cuota de pantalla, el maldito ‘share’ que decide el destino de un programa. Recordemos el triste famoso caso de las niñas de Alcàsser.

Y no solo cuenta este tipo de noticias bien pagadas, porque también son indignante las formas y acciones que ejercen los nuevos líderes de la comunicación televisiva, residentes, sobre todo, en Telecinco, en programas como Sálvame, donde envilece la condición humana y se trafica con la vida de las personas. Porque hay casos que se prestan a este juego, pero otros muchos, no. Y porque hay audiencia, a la sociedad parece gustarle este show de la vida fácil. ¿Sobre quién cae la responsabilidad? ¿Es el medio responsable por su condición de informar y de formar, o lo es la ansiedad social por explorar vidas ajenas?

No todo vale ni en los medios de comunicación, ni en la política, ni en la vida misma. Tanto exhibicionismo y morbosidad para captar audiencias, o también votos, es repugnante y rechazable. En estos días de campaña electoral, podemos ver ejemplos en Castellón de esta comunicación que busca la agresión personal al contrincante y no el debate de ideas o la crítica de una gestión. Así ha pasado, entre otros ejemplos, con el alcalde de la ciudad al criticar a las hijas de Zapatero. Una bajeza moral. Y se retrata el desprestigio político e institucional al que nos han llevado los mandatarios provinciales y autonómicos. La política precisa de comunicación emocional, de un relato y de políticos que cuenten la verdad. No todo vale.

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